Cómo practicar la oración privada descrita en Mateo 6:6


 
En Mateo 6:6, el Señor Jesús dijo:

“Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará”.

Estas palabras no son difíciles de entender, pero quizás nos resulte mucho más difícil ponerlas en práctica.

La vida de hoy está llena de cosas que consumen nuestro tiempo y atención. Todos los días pasamos horas mirando nuestros teléfonos móviles u otros dispositivos, poniéndonos al día con correos electrónicos, mensajes de texto y redes sociales. También recurrimos a ellos en busca de entretenimiento, distracción o información. Nuestros “compañeros” electrónicos están con nosotros todo el tiempo, desde el momento en que nos despertamos hasta que nos vamos a dormir.

El problema es que esta conexión constante con el mundo que nos rodea afecta negativamente a nuestra vida espiritual.

Cuando nuestro tiempo es consumido y nuestras mentes están preocupadas, es imposible tener tiempos privados de comunión con el Señor sin interrupciones. Sin embargo, la palabra del Señor en Mateo 6 es clara: entra en tu aposento privado, cierra la puerta y ora.


El Señor Jesús es nuestro modelo

En los Evangelios, podemos ver numerosas ocasiones en las que Jesús se apartó de las multitudes y se fue a estar solo para orar. Mateo 14:23 dice:

“Una vez despedidas las multitudes, subió al monte a solas para orar; y cuando llegó la noche, estaba allí solo”.

Y Marcos 1:35 dice:

“Levantándose muy de mañana, siendo aún muy oscuro, [Jesús] salió y se fue a un lugar desierto, y allí oraba”.

A lo largo de Su vida en la tierra, Jesús aprovechó la oportunidad de estar a solas con el Padre, orando en secreto.

¡Qué gran modelo es Jesús para nosotros! El Señor dejó a las multitudes bulliciosas, a las necesidades apremiantes que lo rodeaban e incluso a Sus discípulos para orar en privado.

Pero ¿Cómo podemos nosotros mantener una vida privada de oración en una época de tanta distracción?


Necesitamos reconocer los peligros del mundo moderno

Para fomentar la práctica de la oración privada, primero necesitamos reconocer el peligro particular que nuestros teléfonos móviles y otros dispositivos pueden presentar para nuestra vida espiritual.

Las responsabilidades de la vida nos mantienen suficientemente ocupados, y la tecnología moderna definitivamente hace que la vida y el trabajo sean mucho más fáciles y eficientes. El blog de Biblias para Europa puede alcanzar a personas en cualquier lugar gracias a la tecnología moderna, y estamos agradecidos por ello.

Pero si no tenemos cuidado, nuestros teléfonos y relojes inteligentes, ordenadores y tablets, por convenientes que sean, pueden ocupar fácilmente todo nuestro tiempo y atención. Diariamente ofrecen más para leer, más para ver y más personas con quienes ponernos al día.

Todos tenemos que admitir que debido a que estamos constantemente conectados a nuestros dispositivos, a menudo no nos queda tiempo para pasar con el Señor. El tiempo que podríamos dedicar a la oración en privado es reemplazado viendo un vídeo tras otro, navegando por las interminables redes sociales o viendo lo último en películas y programas de televisión.

Pero si somos conscientes del peligro que presentan las distracciones actuales a nuestra vida espiritual, estaremos alerta y prestaremos atención a cómo pasamos nuestro tiempo.


Necesitamos reconocer la importancia de la oración privada

En segundo lugar, debemos darnos cuenta de que tener una vida oculta con el Señor Jesús es esencial si queremos tener una vida cristiana significativa. Alejarnos del ajetreo y el bullicio de la vida para tener un tiempo privado con el Señor no es opcional; nuestras vidas espirituales dependen de ello. Sin eso, nuestra vida espiritual eventualmente se secará. Se nos hará difícil vivir para el Señor, amarlo o vencer la tentación.

Tener tiempo personal, incluso secreto, con el Señor en privado es invaluable. Aquí es cuando podemos confesarle nuestros pecados, ser nutridos espiritualmente en Su Palabra y tener comunión íntima con Él acerca de cualquier cosa que haya en nuestro corazón. En estos momentos, disfrutamos de Su cercanía en nuestro espíritu. Invocar Su nombre en tal atmósfera es tan dulce. Y a diferencia de otras cosas, podemos decir que nunca nos arrepentimos de pasar tiempo así con el Señor.

Una vez que reconocemos el peligro de las distracciones modernas y vemos nuestra necesidad de pasar tiempo a solas con el Señor, podemos pedirle a Él que nos ayude a tener una vida de oración privada. ¡Seguramente Él estará feliz y será fiel en contestar nuestra oración!


Cinco puntos en cuanto a practicar la oración privada

Además, aquí hay cinco puntos prácticos que pueden ayudarnos a establecer y mantener una vida de oración privada.


1. Establecer un tiempo fijo

Quizás estemos esperando ese elusivo “algún día” cuando nuestras vidas estén menos ocupadas y sean más tranquilas; pensamos que entonces podremos ir y tener tiempo a solas con el Señor. Pero siendo realistas, ese “algún día” nunca llegará; las ocupaciones y las distracciones no disminuirán. Así que tenemos que ser deliberados y definitivos acerca de tener tiempo privado con el Señor a partir de ahora.

Debemos elegir una hora del día en la que podamos apartarnos de todo y pasar tiempo de calidad con Cristo. El mejor tiempo para hacer esto es temprano en la mañana antes de que comiencen las ocupaciones del día, pero también podemos usar nuestra hora del almuerzo o elegir un momento tranquilo por la noche antes de irnos a dormir. Y una vez que establezcamos este tiempo para la oración privada, debemos hacer todo lo posible para no perderlo.


2. Encontrar un “aposento privado”

Puede que no tengamos acceso a un lugar desierto o un monte, pero podemos encontrar un lugar alejado de las personas y las cosas que nos distraen de la oración. Nuestro “aposento privado” podría ser nuestro automóvil, una habitación, un baño, nuestro patio, cualquier lugar donde podamos orar sin ser molestados.


3. Apagar todo

Debemos silenciar nuestros teléfonos o incluso apagarlos por completo. Es difícil desarrollar una relación o tener una conversación profunda con otra persona si estamos constantemente mirando nuestros teléfonos. Eso les da a entender a otros que para nosotros lo que estamos viendo es más importante que ellos.

Lo mismo ocurre con el Señor. Por eso es mejor apagar todo o incluso dejar nuestros dispositivos en otra habitación para que podamos centrarnos únicamente en Él. Esto nos permite escucharlo, hablar con Él y contemplarlo sin interrupciones.


4. Orar con la Biblia

Es posible que no estemos seguros de cómo orar o qué decirle al Señor, y nuestras mentes podrían divagar. Pero podemos usar las palabras de la Biblia para orar. Sólo tenemos que abrir nuestra Biblia y usar las palabras que leemos para componer nuestras oraciones.

Por ejemplo, digamos que abrimos 1 Juan 1:7 y leemos: “Pero si andamos en luz, como Él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesús Su Hijo nos limpia de todo pecado”.

Podemos orar algo así: “Señor Jesús, quiero andar en luz. Señor, quiero estar en luz para poder tener comunión contigo y con otros creyentes. Gracias por Tu sangre preciosa. ¡Aleluya, me limpia de todo pecado!”.

Quizás en ese momento el Señor nos ilumine sobre algo que hicimos o hablamos que le desagradó. Podemos confesar inmediatamente ese pecado y experimentar la limpieza de la sangre de Jesús. Al orar con Su Palabra, podemos hablar con el Señor, y el Señor puede hablarnos.


5. Usar una copia impresa de la Biblia

Usar una Biblia impresa en lugar de una versión digital es una buena manera de evitar la tentación de mirar otra cosa en nuestro teléfono. También nos facilita tomar notas y resaltar las porciones que nos conmueven durante nuestro tiempo con el Señor.

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Cuando entremos en nuestro aposento privado y cerremos la puerta, disfrutaremos de la dulce presencia del Señor mientras tenemos comunión con Él en oración y en la Palabra. Él nos suministrará con Su vida cada día para que podamos vivir una vida cristiana normal y saludable.


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