Cuando consideramos cómo Jesucristo nos amó y se entregó en la cruz por nosotros, no podemos evitar amarlo. A menudo queremos hacer algo para Él a cambio.
Así que le podríamos preguntar al Señor: “¿Qué quieres que haga por Ti?” y “¿Cómo te puedo ser útil?”.
El problema con preguntas como éstas es que sugieren que Dios nos creó primordialmente para que hagamos algo para Él. Pero ¿es por esto en realidad que Él nos creó? Él ya tenía una multitud de ángeles para servirle. ¿Por qué necesitaba Dios crear a la humanidad, si era para el mismo propósito?