En una entrada anterior hablamos del significado de la consagración y cómo entregarnos a Dios hace una gran diferencia en nuestra vida cristiana y en nuestra relación con el Señor.
Pero saber que deberíamos darnos al Señor puede que no sea suficiente. Tenemos que percatarnos de la base subyacente para nuestra consagración al Señor y la motivación para que lo hagamos voluntariamente. Si vemos estas dos cosas, nuestra consagración no será algo que hagamos a regañadientes o sin entusiasmo simplemente porque es bueno para nosotros. En cambio, será una experiencia dulce que profundizará nuestra relación con el Señor Jesús.