
La Biblia nos dice que nosotros los creyentes tenemos un remedio excelente que es más que capaz de lidiar con los pecados que cometemos: la sangre de Jesucristo.
Cuando primero creímos en Jesús como nuestro Salvador, Dios nos perdonó y nos lavó de nuestros pecados. Esto se debe a que la sangre que Cristo derramó en la cruz satisfizo todas las justas demandas de Dios que estaban sobre nosotros.
Y lo mismo es cierto después de que somos salvos. Somos perdonados de nuestros pecados no por cualquier cosa que podamos hacer, sino por causa de la preciosa sangre de Jesús.
Pero ¿alguna vez se ha preguntado si realmente fue perdonado después de haber pecado? ¿Se ha sentido preocupado por el temor de que la mancha de su pecado estaría con usted para siempre?
Para abordar este problema, necesitamos ver la eficacia poderosa de la sangre de Cristo para lidiar con nuestros pecados. Para esto, necesitamos conocer la verdad de la Palabra de Dios con respecto a este asunto. Entonces pondremos nuestra fe completa en la sangre de Jesús.
La sangre de Cristo es verdaderamente preciosa, y la Biblia revela muchos aspectos maravillosos de lo que hace por nosotros. En esta entrada, nos centraremos en sólo cuatro de estos aspectos mirando versículos y notas de la Versión Recobro. Esto fortalecerá nuestra fe en la sangre de Jesús y su eficacia para toda nuestra vida cristiana.