¿Qué desea Dios?


 
Dios realmente nos ama. La Biblia nos dice que Él tomó unos pasos tremendos para salvarnos. Como hijos de Dios, experimentamos Su ayuda cuando tenemos dificultades y podemos acudir a Él con todas nuestras preocupaciones.

Pero sabiendo esto, es posible que todas nuestras oraciones giren en torno a nosotros mismos. Le pedimos a Dios las cosas que necesitamos, e incluso cuando se trata de la voluntad de Dios, nuestra oración suele ser: “Dios, ¿cuál es Tu voluntad para ?”. De alguna manera, siempre acabamos siendo el centro.

Si nos detenemos a considerar que Dios es Aquel que creó los cielos y la tierra y toda la humanidad, tenemos que preguntarnos por qué lo hizo. ¿Podría Dios tener una meta en mente más allá de simplemente cuidar de los detalles de nuestro bienestar personal?

Puede que nunca hayamos considerado que Dios podría querer algo para Sí mismo. Después de todo, Dios es Todopoderoso; no carece de nada.

¿Alguna vez ha pensado en preguntarle a Dios: “¿Hay algo que quieras para Ti mismo?”. En esta entrada, leeremos algunos versículos claves de Efesios junto con notas en el Nuevo Testamento Versión Recobro para ayudarnos a encontrar la respuesta a esta pregunta.


Cómo sabemos que Dios quiere algo para Sí mismo

Primero, considerémonos a nosotros mismos. Los seres humanos buscamos la felicidad, y hacemos planes y damos pasos para conseguir lo que deseamos. Nadie tuvo que enseñarnos a sentir o pensar de esa manera. Se podría decir que nuestro deseo de obtener felicidad y satisfacción es un reflejo del deseo de Dios de obtener felicidad y satisfacción. Esto no debería sorprendernos, ya que Génesis 1:26 nos dice que Dios nos hizo conforme a Su propia imagen. Así que esto debería ser un indicador claro para nosotros de que Dios también tiene un deseo, algo que le traerá alegría.

Pero lo más importante es que la Biblia nos dice directamente que Dios sí desea algo para Sí mismo, que Él tiene un deseo en Su corazón que debe cumplirse.

Efesios 1:9 dice:

“Dándonos a conocer el misterio de Su voluntad, según Su beneplácito, el cual se había propuesto en Sí mismo”.

En este versículo, leemos las palabras voluntad, beneplácito y propuesto. Estas palabras nos muestran que Dios tiene algo en Su corazón que Él desea. La palabra beneplácito se refiere a un sentimiento de satisfacción y disfrute felices. Dios tiene un beneplácito, algo que lo hará feliz y satisfará Su corazón. Él se propuso este beneplácito en Sí mismo, y Su voluntad es según ese beneplácito.

Ahora leamos Efesios 1:5, otro versículo donde aparece la palabra beneplácito:

“Predestinándonos para filiación por medio de Jesucristo para Sí mismo, según el beneplácito de Su voluntad”.

Este versículo revela que el beneplácito de Dios tiene algo que ver con nuestra filiación. Pero ¿qué significa esto?

Leamos la primera parte de la nota 2 del Nuevo Testamento Versión Recobro:

“La acción de Dios de marcarnos de antemano tenía como fin destinarnos para filiación, para ser Sus hijos. Fuimos predestinados para ser hijos de Dios aun antes de ser creados. Así que, como criaturas de Dios necesitamos ser regenerados por Él de manera que participemos de Su vida para ser Sus hijos. La filiación implica no sólo tener la vida sino también la posición de hijo”.

Dios nos marcó y nos predestinó para filiación. Esto significa que nuestro destino es la filiación. Y nuestra filiación no es sólo para nuestro beneficio; ¡es para que Dios pueda obtener Su beneplácito y el deseo de Su corazón!

Recibimos la vida de Dios cuando nacimos de nuevo, haciéndonos Sus hijos. Ahora, al compartir Su vida divina, podemos participar y crecer en Su vida. Cuanto más crecemos en Su vida —hasta finalmente llegar a ser Sus hijos maduros— más Dios gana Su expresión en nosotros. Es por eso que Él nos redimió, nos regeneró y está obrando en nosotros día a día.

Y aún hay más: Dios no sólo quiere hijos individuales. Dios quiere que todos Sus hijos juntos sean una entidad viva, llena de Su vida, que pueda expresarlo a todo el universo. ¿Qué es esta entidad viviente?


Dios desea la iglesia

Esta entidad viviente que Dios desea es la iglesia.

El apóstol Pablo termina Efesios capítulo 1 escribiendo acerca de la iglesia en los versículos 22 y 23.

El versículo 22 dice:

“Y sometió todas las cosas bajo Sus pies, y lo dio por Cabeza sobre todas las cosas a la iglesia”.

La nota 4 acerca de la iglesia explica:

“Ésta es la primera vez en este libro que aparece la palabra iglesia, el tema principal del mismo. La palabra griega que se traduce iglesia es ekklesía, que significa la congregación llamada a salir. Esto indica que la iglesia es una congregación de aquellos que han sido llamados por Dios a salir del mundo. Como tal, la iglesia está compuesta de todos los que creen en Cristo”.

En un libro que habla del beneplácito y el propósito de Dios, el tema principal es la iglesia. Esto nos muestra que la iglesia es el deseo del corazón de Dios.

¿Qué es la iglesia? Según la Biblia, la iglesia no es un edificio físico o una organización religiosa; la iglesia es la congregación llamada a salir. Esta congregación está compuesta por todos los creyentes en Cristo que son hijos regenerados de Dios. Juntos, estos hijos de Dios son la iglesia que puede satisfacer el deseo del corazón de Dios.


La iglesia es el Cuerpo de Cristo

Así que la iglesia revelada en la Biblia es una entidad viviente compuesta de todos los creyentes que tienen la vida de Dios. La iglesia es el beneplácito de Dios.

Pablo continuó en Efesios 1:23:

 “[La iglesia,] la cual es Su Cuerpo, la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo”.

Este versículo nos muestra que la iglesia no es sólo la congregación llamada salir; la iglesia es el Cuerpo de Cristo, quien es la Cabeza.

Ahora leamos la nota 1 sobre Cuerpo en el versículo 23:

“El Cuerpo de Cristo no es una organización, sino un organismo constituido de todos los creyentes regenerados para la expresión y las actividades de la Cabeza. El Cuerpo de Cristo es el fruto del Cristo encarnado, crucificado, resucitado y ascendido, quien entró en la iglesia. Por medio de la transmisión celestial del Cristo ascendido, somos hechos uno con Él, y así Su Cuerpo es producido”.

Así como nuestro cuerpo físico es un organismo, una entidad viviente, y no una organización sin vida, la iglesia es el Cuerpo de Cristo. Cristo es la Cabeza viviente, y todo lo que Él es y tiene es transmitido a la iglesia, que es Su Cuerpo viviente.


La iglesia es la plenitud de Cristo

El versículo 23 revela además que la iglesia, el Cuerpo, es la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo. ¿Qué significa eso?

La nota 2 sobre plenitud explica:

“El Cuerpo de Cristo es Su plenitud. La plenitud de Cristo resulta del disfrute de las riquezas de Cristo (3:8). Al disfrutar de las riquezas de Cristo, llegamos a ser Su plenitud y lo expresamos”.

Cuanto más disfrutamos de Cristo y Sus riquezas, más nosotros como Su Cuerpo llegamos a ser Su plenitud.

Luego, el primer párrafo de la nota 3 sobre la frase todo lo llena en todo explica:

“Cristo, quien es el Dios infinito sin ninguna limitación, es tan grande que lo llena todo en todo. Un Cristo tan grandioso necesita que la iglesia sea Su plenitud a fin de ser expresado por completo”.

No es de extrañar que Dios anhele tener la iglesia. ¡Es a través de la iglesia que Él puede ser expresado por completo! Y Su plan para obtener la iglesia nos incluye a cada uno de nosotros. Dios nos creó, nos salvó y nos regeneró para esto. Hoy Él se está mezclando más con nosotros y está forjándose en nuestro ser para esto.

Hemos visto que el libro de Efesios revela que Dios tiene un deseo de Su corazón que se propuso en Sí mismo. Nuestra filiación es parte de este deseo, y finalmente, Dios desea una expresión completa de Sí mismo a través de la iglesia, el Cuerpo de Cristo.

En futuras entradas profundizaremos en el tema de la iglesia. La iglesia como se revela en la Biblia, y especialmente en el libro de Efesios, es lo que Dios desea. Por ahora, consideremos en oración ante el Señor los versículos citados en esta entrada para ver que el deseo de Dios es la iglesia. Podemos orar algo como esto:

“Señor, abre mis ojos y dame revelación para ver que la iglesia es el deseo de Tu corazón. Muéstrame lo que es la iglesia según Tu Palabra”.

Efesios capítulo 1 es increíblemente profundo; revela que el deseo del corazón de Dios es la iglesia, el Cuerpo de Cristo. Sólo pudimos tocar este asunto brevemente en esta entrada. Si vive en España, le animamos a que pida una copia gratuita del Nuevo Testamento Versión Recobro aquí para que pueda leer todos los versículos con sus notas en este capítulo maravilloso.


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