Conectarse a la fuente de energía para nuestra vida cristiana


 
En un momento u otro, todos hemos echado un vistazo a nuestro teléfono móvil sólo para ver que la batería está en la zona roja. Tiene tan poca carga que podría agotarse por completo mientras estamos en una llamada urgente, o hacer que perdamos un correo electrónico o mensaje importante.

Con demasiada frecuencia, nuestra vida cristiana puede parecer que está en la “zona roja”. Las interminables demandas de la vida cotidiana, la familia, el trabajo y los problemas financieros nos desgastan. Además de eso, estamos desanimados por nuestros pecados y fracasos, y nos sentimos incapaces de seguir al Señor. Parece que apenas tenemos suficiente “energía” para lidiar con todo en nuestras vidas. Estamos perpetuamente en un estado de “batería baja”, a punto de agotarse por completo.

Sentirse agotado y debilitado indica que necesitamos más carga espiritual. Pero ¿cómo la conseguimos?

En esta entrada, leeremos algunos versículos en Filipenses y Efesios, junto con sus notas esclarecedoras del Nuevo Testamento Versión Recobro, para descubrir la fuente de energía para nuestra vida cristiana.


La experiencia de Pablo vista en Filipenses

Vayamos primero al libro de Filipenses, que es una carta escrita por el apóstol Pablo a los creyentes en Filipos.

En cada capítulo de este libro, Pablo habló de estar gozoso:

1:18––“Cristo es anunciado; y en esto me gozo; sí, me gozaré aún”.

2:17––“Y aunque sea derramado en libación sobre el sacrificio y servicio de vuestra fe, me gozo y regocijo con todos vosotros”.

3:1––“Por último, hermanos míos, gozaos en el Señor”.

4:4––“Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez diré: ¡Regocijaos!”.

Éstas no fueron sólo algunas declaraciones superficiales y optimistas de Pablo. Entendemos esto fácilmente cuando nos damos cuenta de las circunstancias de Pablo en el momento en que escribió esta epístola. Él no estaba en un ambiente de comodidad y paz; él era un prisionero en Roma. Sin embargo, a pesar de que su situación era tan difícil, él declaró repetidamente que se regocijaba, y animó a los creyentes filipenses a regocijarse también en el Señor.

Definitivamente, ningún pensamiento positivo podría haber permitido a Pablo regocijarse en una situación de tanto sufrimiento. Sin embargo, en ese ambiente tan difícil, de alguna manera Pablo estaba lleno de gozo.

¿Cómo fue eso posible? En Filipenses 4:13, Pablo dijo:

 “Todo lo puedo en Aquel que me fortalece con poder”.

Pablo no estaba hablando teóricamente. Éste fue su testimonio personal, su experiencia real. Él podía hacer todas las cosas, incluyendo regocijarse en el Señor mientras soportaba el encarcelamiento, en Cristo, quien lo fortaleció con poder. El regocijo de Pablo fue una manifestación de ser fortalecido con poder en Cristo.

Leamos la nota 2 en la Versión Recobro sobre la palabra fortalece:

“La palabra griega significa hacer dinámico interiormente. Cristo mora en nosotros (Col. 1:27). Él nos fortalece con poder, nos hace dinámicos internamente, no desde afuera. Al ser fortalecido con poder internamente, Pablo podía hacer todas las cosas en Cristo”.

Pablo pudo regocijarse porque Cristo lo fortalecía con poder, haciéndolo dinámico interiormente. Como resultado, en lugar de ser oprimido y deprimido por sus circunstancias, él estaba lleno de gozo.


Regocijarse requiere poder

Sabemos por experiencia que no se requiere mucha fuerza o esfuerzo para quejarse de una situación desagradable. Quejarse de nuestro entorno nos resulta demasiado fácil. Y cuanto más nos quejamos, más somos deprimidos.

Pero regocijarse, especialmente en un entorno difícil, requiere poder.

Así que, ¿cómo podemos ser fortalecidos con poder como lo fue Pablo para vivir una vida gozosa?


La oración de Pablo por nosotros

Si ignoramos que tal poder existe, definitivamente no sabremos cómo experimentarlo en nuestras vidas.

En Efesios 1:17-23, Pablo oró para que los creyentes conocieran cuatro asuntos espirituales cruciales. Uno de ellos es la supereminente grandeza del poder de Dios, como dice el versículo 19:

 “La supereminente grandeza de Su poder para con nosotros los que creemos, según la operación del poder de Su fuerza”.

La nota 1 sobre poder en el versículo 19 dice:

“Según la oración del apóstol, el tercer aspecto que debemos conocer es la supereminente grandeza del poder de Dios para con nosotros. Para nosotros hoy esto es muy subjetivo y lo podemos experimentar. El poder de Dios para con nosotros es sumamente grande. Necesitamos conocerlo y experimentarlo”.

Este poder no está destinado a ser objetivo para nosotros. Dios tenía la intención de que conociéramos y experimentáramos este poder hoy y todos los días.


El poder supereminentemente grande de Dios

La nota 2 del versículo 19 explica este poder con más detalle:

“La supereminente grandeza del poder de Dios para con nosotros es conforme a la operación del poder de Su fuerza, que Él hizo operar en Cristo. El poder de Dios para con nosotros es el mismo poder que Él hizo operar en Cristo. Cristo es la Cabeza, y nosotros somos el Cuerpo. El Cuerpo participa del poder que opera en la Cabeza”.

Cristo es la Cabeza, y nosotros los creyentes somos Su Cuerpo. Así es como podemos participar en el poder que opera en Cristo la Cabeza.

Efesios 1:19-22 describe cómo Dios hizo que este poder operara en Cristo. Este poder operó en Cristo para resucitarlo de los muertos, sentarlo en los lugares celestiales, sometiendo todas las cosas bajo Sus pies y hacerlo Cabeza sobre todas las cosas a la iglesia.

Con razón Pablo le llamó a esto un poder supereminentemente grande.

Pablo dijo en el versículo 19 que este poder es “para con nosotros los que creemos”. Luego, en el versículo 22 dijo que Cristo es Cabeza sobre todas las cosas “a la iglesia”.

La nota 3 sobre Efesios 1:22 explica el significado de las dos frases para con nosotros los que creemos y a la iglesia:

“La frase a la iglesia implica una clase de transmisión. Todo lo que Cristo, la Cabeza, ha logrado y obtenido es transmitido a la iglesia, Su Cuerpo. En esta transmisión la iglesia participa de todos los logros de Cristo: Su resurrección de entre los muertos, el haber sido sentado en lo alto por causa de Su trascendencia, la sujeción de todas las cosas bajo Sus pies y el ser Cabeza sobre todas las cosas.

Las frases para con nosotros los que creemos (v. 19) y a la iglesia indican que el poder divino, el cual incluye todo aquello por lo cual el Dios Triuno ha pasado, ha sido instalado en nosotros de una vez y para siempre, y que es transmitido a nosotros continuamente, haciendo que disfrutemos a Cristo ricamente y que tengamos la vida de iglesia adecuada como Su Cuerpo, Su plenitud, el cual es el producto de la bendición de Dios, anteriormente mencionada”.

El poder supereminentemente grande que venció toda cosa negativa y exaltó a Cristo a los lugares celestiales se transmite a la iglesia, Su Cuerpo. ¡Este poder, que incluye todo por lo que el Dios Triuno ha pasado, ha sido instalado en nosotros los que creemos y se transmite continuamente en nosotros! Así que no necesitamos suplicar para obtener poder; ya está en nosotros. Conocer este poder es algo tremendo.

Pero simplemente saber acerca del poder, e incluso saber que ha sido instalado en nosotros, no nos beneficiará tanto. Para que realmente experimentemos el poder que ha sido instalado en nosotros, se requiere una cosa más: necesitamos sacarle provecho.


Necesitamos conectarnos

Un teléfono móvil no está diseñado para funcionar con su propia energía. Está construido con una batería que necesita ser recargada. Y aunque un enchufe puede estar disponible cerca, eso no es suficiente. Tenemos que conectar deliberadamente el teléfono al enchufe para que se pueda cargar.

De manera similar, no fuimos diseñados para funcionar con nuestra propia energía. Cristo quiere ser la fuente de poder para que hagamos todas las cosas. Y en nuestro caso, el poder divino no está sólo cerca de nosotros; está en nosotros, siempre disponible. Pero para experimentar la transmisión de ese poder supereminentemente grande, necesitamos estar “enchufados” a Cristo como nuestra fuente.


Cómo conectarse

Así que, ¿cómo podemos sacarle provecho al poder supereminentemente grande que está instalado y está siendo transmitido a nosotros? Nos “enchufamos” al contactar al Señor que vive en nosotros, en nuestro espíritu humano.

Dado que el poder supereminentemente grande de Dios ya ha sido instalado en nosotros, no se trata de pedirle al Señor que nos dé más poder. Simplemente necesitamos contactarlo a menudo para experimentar la transmisión de Sí mismo como poder a nosotros.

Así que necesitamos pasar tiempo con el Señor Jesús, especialmente por la mañana, para “enchufarnos”. Durante esos momentos, a medida que nos abrimos a Él en oración, leemos Su Palabra e incluso oramos con Su Palabra, Cristo imparte más de Su vida divina en nosotros. Así es como somos fortalecidos con poder en Cristo y hechos capaces de hacer todas las cosas en Él.

Y podemos ser fortalecidos con poder al invocar el nombre del Señor Jesús. Ésta es una manera sencilla de volvernos al Señor en nuestro espíritu e instantáneamente aprovechar la transmisión de este invencible poder divino. Podemos disfrutar de “cargas” rápidas en cualquier momento y en cualquier lugar, al invocar el nombre del Señor. También podemos enchufarnos y contactar al Señor al cantar y al hacer oraciones cortas. Si practicamos esto regularmente, nuestra queja se convertirá en regocijo en el Señor.

Cuando somos hechos dinámicos interiormente, nada en este mundo nos desanimará u oprimirá. En lugar de sobrevivir a duras penas, seremos vitalizados para vivir una vida gozosa, sin importar cuáles sean las circunstancias, capaces de hacer todas las cosas en Aquel que nos fortalece con poder.

Si usted vive en España, puede pedir una copia gratuita del Nuevo Testamento Versión Recobro aquí para leer todas las notas sobre los versículos que citamos en esta entrada.


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