¿Qué significa ser pobres en espíritu?


 
Como creyentes en Cristo, todos deseamos estar bajo Su bendición. En Mateo 5 Jesús dijo: “Bienaventurados los pobres en espíritu”. ¿Alguna vez se ha preguntado qué significa esto y cómo se aplica a usted?

En esta entrada prestaremos atención a esta frase en la Biblia. Con la ayuda de algunas notas en el Nuevo Testamento Versión Recobro profundizaremos en el significado de ser pobre en espíritu y veremos cómo se aplica a nosotros hoy.


El trasfondo de esta bendición

En el Nuevo Testamento, cada uno de los cuatro evangelios —Mateo, Marcos, Lucas y Juan— presenta la vida y la obra de Jesús en la tierra desde una perspectiva diferente. El Evangelio de Mateo es el evangelio del reino y revela que Jesucristo el Salvador es el Rey.

Jesús vino a la tierra no a establecer un reino físico, material o político, sino a traer un reino espiritual, el reino de los cielos.

En los capítulos del 5 al 7 de Mateo, el Señor Jesús habló una palabra extensa a Sus discípulos, la cual es tradicionalmente conocida como “Sermón del monte”. Pero cuando leemos estos capítulos, es fácil ver que lo que Jesús habló fue extraordinario; fue mucho más que un mero sermón y tenía que ver con Su reino.

El Señor comenzó con nueve bendiciones que se conocen como “las bienaventuranzas”. La primera de estas bendiciones está en el versículo 3:

“Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos”.

Para ver qué significa pobres en espíritu, examinaremos cada parte de la frase por separado: bienaventurados, pobres y espíritu.


Bienaventurados
son los pobres en espíritu

Leamos la primera parte de la nota 1 acerca de bienaventurados en el Nuevo Testamento Versión Recobro. Esta nota define bienaventurados y nos da un breve resumen de Mateo 5-7:

“La palabra griega implica dichosos. También se puede traducir benditos y dichosos. Asimismo en los versículos siguientes. Lo dicho por el nuevo Rey, lo cual es la constitución del reino de los cielos, es una revelación del vivir espiritual y de los principios celestiales del reino de los cielos. Se compone de siete secciones. La primera sección, los vs. 3-12, describe la naturaleza del pueblo del reino de los cielos, pueblo que disfruta de nueve bendiciones”.

Cuando somos pobres en espíritu somos benditos y dichosos, no debido a algún beneficio material externo, ya que vemos en esta nota que este versículo está relacionado con el reino de los cielos. El beneficio que disfrutamos es algo espiritual.


Pobres
en espíritu

Ahora consideremos la palabra pobre. Ya que la palabra griega para bienaventurado implica dichoso, ser pobres en espíritu no significa que estamos empobrecidos espiritualmente o que ante Dios no tenemos nada de valor espiritual. ¿Cómo podríamos sentirnos dichosos si este fuera el caso? En realidad, ser pobres en espíritu es algo positivo y beneficioso para nuestra vida cristiana.

La nota 2 acerca de pobres en la Versión Recobro dice:

“Ser pobres en espíritu no sólo significa ser humilde, sino también desprendido en el espíritu, en lo profundo del ser, sin aferrarse a las cosas viejas de la vieja dispensación, sino descargándose de todo eso para recibir las cosas nuevas, las cosas del reino de los cielos”.

La vieja dispensación mencionada en esta nota se refiere a la dispensación, o la era, del Antiguo Testamento. Ya que los primeros seguidores del Señor eran judíos, Su palabra acerca de ser pobres en espíritu era muy importante. Si ellos se hubieran aferrado a las cosas del Antiguo Testamento, no hubieran podido recibir todas las cosas del Nuevo Testamento. Los discípulos necesitaban ser pobres en espíritu.

Hoy en día nosotros los creyentes también deberíamos ser pobres en espíritu, que significa que somos humildes, vaciados y descargados en nuestro espíritu, para que podamos recibir algo nuevo de parte del Señor.


En espíritu

Ahora necesitamos saber a lo que se refiere espíritu en Mateo 5:3. El espíritu en este versículo es nuestro espíritu humano. Esta parte más profunda de nuestro ser, creada por Dios, puede contactar y recibir a Dios, quien es Espíritu. Nuestro espíritu humano tiene la capacidad, la habilidad, de captar las cosas espirituales.

La nota 3 acerca de espíritu explica:

“La palabra espíritu aquí no se refiere al Espíritu de Dios, sino a nuestro espíritu humano, la parte más profunda de nuestro ser, el órgano con el cual tenemos contacto con Dios y conocemos las cosas espirituales. Para comprender y poseer el reino de los cielos necesitamos ser pobres,  desprendidos, descargados, en esta parte de nuestro ser. Esto implica que el reino de los cielos no es material, sino espiritual”.

Para que tengamos la bendición de aprehender y poseer el reino de los cielos, el cual es espiritual, necesitamos ser descargados en nuestro espíritu.


Un ejemplo negativo

Considerar el ejemplo negativo de los fariseos en los Evangelios quizás nos ayude a ser impresionados con el significado y la importancia de ser pobres en espíritu.

Los escribas y los fariseos eran expertos en la ley de Dios y las cosas del Antiguo Testamento, pero ellos rechazaron a Jesucristo, el Salvador. Se opusieron a Él, Aquel de quien habían estudiado en el Antiguo Testamento, quien estaba presente con ellos en ese tiempo. ¿Cómo podría ser esto?

Los escribas y los fariseos estaban orgullosos, llenos y ocupados con las cosas del Antiguo Testamento. No eran pobres en espíritu, así que no podían recibir algo nuevo, a saber, el nuevo Rey y Salvador y Su reino.

Los escribas y los fariseos no vieron que la manera de proceder de Dios había cambiado del Antiguo Testamento al Nuevo Testamento, y que estaba completamente centrada en la persona maravillosa de Jesús. Al contrario, ellos odiaban a Jesús y a la postre hicieron que Él fuera crucificado.

Podemos aprender mucho de este ejemplo negativo. Ciertamente necesitamos conocer el contenido de la Biblia, pero no deberíamos enorgullecernos de ese conocimiento hasta el punto de no poder recibir algo nuevo de parte del Señor.


Un ejemplo positivo

Al contrario que los escribas y los fariseos, el apóstol Pablo fue un ejemplo positivo de alguien que era pobre en espíritu. En Filipenses 3:13-14 Pablo testificó:

“Hermanos, yo mismo no considero haberlo ya asido; pero una cosa hago: olvidando lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta para alcanzar el premio del llamamiento a lo alto, que Dios hace en Cristo Jesús”.

La nota 2 acerca de olvidando en el versículo 13 explica:

“A fin de ganar a Cristo a lo sumo, Pablo no solamente había olvidado sus experiencias en el judaísmo sino que también se negaba a estancarse en sus antiguas experiencias de Cristo. Él olvidaba el pasado. No olvidar y quedarnos nuestras experiencias del pasado, por muy genuinas que hayan sido, estorban nuestra búsqueda de Cristo”.

Pablo no quería ser privado o prevenido de experimentar y disfrutar más de Cristo. Él deseaba experimentar a Cristo a lo sumo, debido a que él había recibido una revelación de parte de Dios acerca de cuán rico Cristo es. En Efesios 3:8 Pablo dijo:

“A mí, que soy menos que el más pequeño de todos los santos, me fue dada esta gracia de anunciar a los gentiles las inescrutables riquezas de Cristo como evangelio”.

Pablo vio que el Cristo a quien él amaba es inescrutablemente rico con relación a quien Él es y lo que Él ha logrado. Él es rico en amor, santidad, justicia, bondad, longanimidad, perseverancia, fidelidad y mucho más. Él es rico en todo lo que Él ha logrado y alcanzado en Su nacimiento, vivir humano perfecto, muerte y resurrección.

Así que, aunque Pablo había disfrutado mucho a Cristo al momento de escribir el libro de Filipenses, él no estaba satisfecho. Él sabía que todavía había mucho más de Cristo por experimentar. Él vivió su vida cristiana continuamente olvidando lo que quedaba atrás y extendiéndose a las experiencias nuevas de Cristo que estaban por delante.


Lo que esto significa para nosotros hoy

Cada día que el Señor nos da está lleno de oportunidades para experimentar y disfrutar a Cristo. En lugar de intentar aferrarnos a las experiencias del día anterior o estar satisfechos con ellas, deberíamos acudir al Señor Jesús con un espíritu descargado. Entonces, cuando pasemos tiempo con Él en oración y en la Palabra, lo disfrutaremos de una manera fresca y recibiremos algo nuevo de Él.

Pero si somos orgullosos y pensamos: “Oh, ya sé qué dice ese versículo”, no podremos recibir lo que el Señor Jesús nos quiere hablar en ese momento.

En lugar de tener una actitud orgullosa, podemos ejercitar nuestro espíritu para orar: “Señor Jesús, no me dejes pensar que yo sé lo que este versículo significa. Señor, vacíame y descárgame. Hazme pobre en espíritu. No quiero perder el hablar fresco que tienes para mí”.


Porque de ellos es el reino de los cielos

El Señor Jesús dijo que aquellos que son pobres en espíritu son bienaventurados —esto es, dichosos— porque de ellos es el reino de los cielos.

Jesús no dijo: “Porque de ellos será el reino de los cielos”. Él dijo: “Porque de ellos es el reino de los cielos”. Esto significa que no tenemos que esperar para disfrutar el reino de los cielos en el futuro; podemos participar de él hoy.

A medida que acudimos al Señor Jesús y a Su Palabra estando vacíos y descargados de todo lo que pensamos que sabemos, podemos aprehender y poseer el reino de los cielos todos los días. Ya que el reino de los cielos no es algo material o físico, sino espiritual, no es de extrañar que debemos ser pobres en espíritu para poseerlo y disfrutarlo.

El reino de los cielos es un asunto grande y profundo en el Nuevo Testamento, especialmente en el Evangelio de Mateo, y su importancia no se puede cubrir en una sola entrada. Para entender más del reino de los cielos, le animamos a que lea la nota 4 en Mateo 5:3 en el Nuevo Testamento Versión Recobro. Esta nota sustancial explica lo que es el reino de los cielos y está acompañada de muchos otros versículos de referencias acerca del mismo tema. Si usted vive en España, puede pedir una copia gratuita del Nuevo Testamento Versión Recobro aquí.


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