La Biblia es nuestro alimento espiritual
A lo largo de miles de años, Dios nos dio Su preciosa Palabra. Ahora tenemos Su revelación completa en nuestras manos: la Biblia. La historia nos dice que la Biblia ha afectado a innumerables personas profundamente a lo largo de los siglos. Ha servido de guía para vivir, e incluso se ha enseñado en las escuelas como gran literatura.
Pero la Biblia no es simplemente un libro lleno de doctrinas sobre Dios y la fe cristiana, una obra de literatura o un manual de autoayuda que nos dice cómo tener una buena vida.
En realidad, la intención de Dios al darnos Su Palabra es que fuera nuestro alimento espiritual para nutrirnos. ¿Cómo lo sabemos? La Biblia misma nos revela esto.
Versículos claves que revelan que la Biblia es nuestro alimento
Numerosos versículos a lo largo de la Biblia describen la Palabra de Dios como alimento para Su pueblo.
Por ejemplo, en el Antiguo Testamento, Jeremías 15:16 dice:
“Fueron halladas Tus palabras, y yo las comí; y Tu palabra me fue por alegría y por gozo de mi corazón”.
Entonces, al principio del Nuevo Testamento, el Señor Jesús fue tentado por el diablo a convertir las piedras en pan después de haber ayunado durante 40 días. En Mateo 4:4, Jesús respondió:
“Escrito está: ‘No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios’”.
Luego, en 1 Pedro 2:2, el apóstol Pedro exhortó a los creyentes:
“Desead, como niños recién nacidos, la leche de la palabra dada sin engaño, para que por ella crezcáis para salvación”.
Éstos y muchos otros versículos nos muestran que Dios nos dio Su Palabra para que sea nuestro alimento espiritual. Así que debemos tener esto en cuenta cuando nos acercamos a la Biblia. Dios quiere que Su preciosa Palabra sea el alimento que comemos y por el que vivimos.
Comer es crucial para que vivamos y crezcamos
Hablando en términos físicos, podemos prescindir de muchas cosas, pero ninguno de nosotros puede pasar mucho tiempo sin comida. Comer es necesario para nuestra supervivencia.
Pero ninguno de nosotros estaría satisfecho con la mera supervivencia. Queremos prosperar y crecer. El crecimiento de cualquier forma de vida depende completamente de recibir el alimento adecuado. A medida que comemos, nuestros cuerpos son constituidos con los alimentos que ingerimos. Así es como se produce el crecimiento.
De la misma manera, nada es más importante para nuestra vida cristiana que ser nutridos con la Palabra de Dios, tanto para nuestro sustento como para nuestro crecimiento espiritual. Cuando nacimos de nuevo, recibimos la vida divina de Dios en nosotros. Ahora, esa vida debe crecer en nosotros y aumentar para llenar cada parte de nuestro ser.
Cómo la Palabra de Dios puede ser alimento para nosotros
Para que algo sea alimento, debe ser compuesto de material orgánico, es decir, algo de vida. La materia inorgánica, como una roca, por ejemplo, no puede alimentarnos. Una manzana puede nutrirnos porque es orgánica, es decir, algo de vida.
Lo mismo es cierto hablando en términos espirituales. Nuestro alimento espiritual es algo de la vida divina.
En Juan 6:63, el Señor Jesús dijo:
“El Espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que Yo os he hablado son espíritu y son vida”.
Ya que las palabras del Señor son espíritu y vida, pueden alimentarnos.
¿Cómo podemos experimentar que las palabras del Señor son espíritu y vida para nosotros cuando leemos la Biblia? La nota 3 sobre palabras en este versículo en el Nuevo Testamento Versión Recobro dice:
“La palabra griega que aquí y en el v. 68 se traduce palabras, es réma, la cual denota la palabra hablada para el momento. Difiere de lógos (traducida Palabra en 1:1), que se refiere a la palabra constante. Aquí las palabras van después del Espíritu. El Espíritu es viviente y verdadero, no obstante es misterioso e intangible, y como tal, difícil de ser captado por la gente; pero las palabras son tangibles, concretas. Primero, el Señor indica que para poder darnos vida, Él llegaría a ser el Espíritu. Luego, Él dice que las palabras que Él habla son espíritu y vida. Esto muestra que las palabras que Él habla son la corporificación del Espíritu de vida. Él ahora es el Espíritu vivificante en resurrección, y el Espíritu se halla corporificado en Sus palabras. Cuando recibimos Sus palabras al ejercitar nuestro espíritu, obtenemos el Espíritu, quien es vida”.
En términos físicos, para recibir alimentos en nuestros cuerpos, necesitamos usar nuestra boca. Hablando en términos espirituales, para recibir las palabras del Señor, debemos ejercitar nuestro espíritu, la parte más profunda de nuestro ser. La mejor manera de ejercitar nuestro espíritu es abrir nuestra boca para orar.
En Efesios 6:17-18, el apóstol Pablo nos dice esto:
“Recibid el yelmo de la salvación y la espada del Espíritu, el cual es la palabra de Dios, con toda oración y petición”.
Pablo animó a los creyentes a recibir la Palabra de Dios no sólo usando sus mentes, sino con toda oración. Cuando oramos, ejercitamos nuestro espíritu. Al usar nuestro espíritu cuando leemos la Palabra, contactamos al Espíritu en la Palabra.
Al leer la Palabra de Dios con oración, las palabras en blanco y negro en la página se convierten en espíritu y vida. Así es como la Biblia se convierte en alimento nutritivo para nosotros.
Todos podemos comer la Palabra de Dios
Los creyentes a lo largo de los siglos han testificado que se alimentan de la Palabra de Dios a través de esta práctica disfrutable de orar mientras leen la Biblia.
Y así como comer físicamente es algo que cualquiera puede hacer, todos podemos comer espiritualmente al orar con la Palabra de Dios. No se requiere ninguna habilidad especial. No necesitamos hacer oraciones largas y complicadas. Podemos hacer oraciones simples y cortas mientras leemos la Palabra.
A medida que experimentemos comer la Palabra de Dios como nuestro alimento, el testimonio de Jeremías se convertirá en el nuestro: “Fueron halladas Tus palabras, y yo las comí; y Tu palabra me fue por alegría y por gozo de mi corazón”.