¿Qué significa ser bendecidos por Dios?

 

Todos alguna vez hemos escuchado a alguien decir: “Dios me ha bendecido” y usualmente lo relacionamos con el éxito, la salud, las riquezas o un trabajo. Hasta los atletas lo dicen después de haber ganado un gran partido. Todos deseamos estar bajo la bendición de Dios.

El entendimiento más común de lo que significa ser bendecidos por Dios es que recibimos cosas buenas de Él. En este sentido, podemos decir que la bendición de Dios es para todos, tanto como para creyentes como para los que no lo son. Mateo 5:45 dice que el Padre que está en los cielos hace salir Su sol sobre malos y buenos, y hace llover sobre justos e injustos.

Pero ¿acaso la bendición de Dios está solamente limitada a las cosas materiales? Aunque estas cosas están incluidas, considerar que la bendición de Dios pertenece primordialmente a las cosas materiales tiende a limitar de forma severa nuestro entendimiento de lo que Dios tiene en Su corazón para nosotros los creyentes. Así que, ¿cuál es el significado completo de ser bendecidos por Dios?

 

La bendición de Abraham

Comencemos con la bendición que Dios otorgó a Abraham en Génesis 12:3: “Y serán benditas en ti todas las familias de la tierra”. Quizás pensemos que ser bendecidos aquí significa algo externo, como tener una buena vida. Sin embargo, en Gálatas 3:13 y 14, el apóstol Pablo explica lo que la bendición en Génesis 12:3 significa:

“Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición (porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero”), para que en Cristo Jesús la bendición de Abraham alcanzase a los gentiles, a fin de que por medio de la fe recibiésemos la promesa del Espíritu”.

Estos versículos explican cómo podemos ser bendecidos y qué es la bendición de Dios.

 

¿Cómo podemos ser bendecidos?

Como pecadores caídos, no merecemos otra cosa que juicio y maldición, ciertamente no merecemos bendición. Nuestras buenas obras o nuestro buen comportamiento nunca podrán hacernos “bendecibles”. No obstante, Jesús se hizo maldición en nuestro lugar. En la cruz, Él llevó la maldición que estaba sobre la humanidad y murió en nuestro lugar. Por causa de la obra redentora que Cristo efectuó en la cruz para nosotros, nosotros los pecadores podemos ahora recibir la bendición de Dios por medio de la fe en Cristo.

 

¿Qué es la bendición de Dios?

Gálatas 3:14 deja claro que la bendición en Cristo Jesús que Dios desea que recibamos no consiste en cosas materiales, sino algo mucho más grande: la promesa del Espíritu.

La nota de pie de página 2 de este versículo en el Nuevo Testamento Versión Recobro nos ayuda a entender lo que es la bendición:

“En el evangelio no sólo hemos recibido la bendición de ser perdonados, lavados y limpiados; aún más, hemos recibido la mayor bendición, la cual es el Dios Triuno —el Padre, el Hijo y el Espíritu— como el Espíritu procesado, todo-inclusivo y vivificante que mora en nosotros de una manera muy subjetiva para nuestro disfrute. ¡Oh, qué bendición poder disfrutar como nuestra porción diaria a Aquel que es todo-inclusivo!”

Pero ¿qué o quién es “el Espíritu» que recibimos en este versículo? La siguiente nota de pie de página de Gálatas 3:14 dice esto:

“Este versículo indica que el Espíritu es la bendición que Dios prometió a Abraham para todas las naciones y que ha sido recibido por los creyentes por medio de la fe en Cristo. El Espíritu es el Espíritu compuesto, como se menciona en la nota 52, y en realidad es Dios mismo procesado en Su Trinidad a través de la encarnación, la crucifixión, la resurrección, la ascensión y el descenso, para que lo recibamos como nuestra vida y nuestro todo. Este es el enfoque del evangelio de Dios.

El aspecto material de la bendición que Dios prometió a Abraham era la buena tierra (Gn. 12:7; 13:15; 17:8;26:3-4), la cual tipificaba al Cristo todo-inclusivo (véase Col. 1:12 y la nota 2). Puesto que Cristo finalmente es hecho real para nosotros como el Espíritu todo-inclusivo y vivificante (1 Co. 15:45; 2 Co. 3:17), la bendición del Espíritu prometido corresponde a la bendición de la tierra que fue prometida a Abraham. En realidad, el Espíritu, quien es Cristo hecho real en nuestra experiencia, es la buena tierra, la fuente del abundante suministro de Dios para que le disfrutemos”.

Experimentar la bendición de Dios

 Puesto que Cristo mora en nosotros como el Espíritu todo-inclusivo, podemos experimentarle de manera subjetiva al contactarlo con nuestro espíritu. Podemos orar, invocar Su nombre y leer Su Palabra. Con tan solo volvernos a Cristo y conversar con Él durante el día, podemos disfrutarlo como nuestra rica porción.

Supongamos que usted comienza a orar por obtener un mejor trabajo y una posición que le provea un salario más alto. Alegremente, usted le agradece a Dios por ello, pero ¿qué sucede cuando este nuevo trabajo trae consigo algunos inconvenientes? Si usted se da cuenta que Dios no solamente lo ha bendecido con un nuevo trabajo, pero aún más, lo ha bendecido con el Cristo todo-inclusivo que vive dentro de usted, usted contactará al Señor como el Espíritu vivificante que mora en su espíritu. De modo que, en vez de orar para que Dios quite los problemas o le provea otro trabajo, usted abrirá su corazón a Él y le pedirá que sea su sabiduría y fortaleza, todo lo que usted necesite para enfrentar los problemas en su trabajo. Usted comenzará a experimentar a Cristo como el abundante suministro en esa situación tan difícil y lo disfrutará como la bendición suprema.

 

Ir en pos de Cristo, la verdadera bendición

Si creemos que la bendición de Dios tiene que ver principalmente con cosas de la esfera material, iremos en pos de tales cosas, pasaremos nuestro tiempo pidiéndole a Dios por ellas, y cuando no las obtengamos nos preguntaremos si es que somos bendecidos por Dios. Mientras tanto, perderemos el disfrute de la bendición de Dios más amplia, plena y real: Cristo para que lo experimentemos y disfrutemos. Cuando nos enfocamos en Cristo y vamos en pos de Él, ¡podemos disfrutar al Espíritu todo-inclusivo como la bendición más alta que podemos recibir de Dios!

De seguro, debemos estar agradecidos por las cosas materiales que Dios nos da. No obstante, somos verdaderamente bendecidos cuando experimentamos a Cristo como nuestro amor, paz, paciencia, satisfacción, gozo y muchos de los otros aspectos de Dios.

¡Ahora tenemos a esta Persona maravillosa en nosotros, la bendición más grande en el universo!

“Gracias Señor por morir como una maldición por mí a fin de que pudiera ser bendecido contigo mismo. Gracias por vivir en mí como el Espíritu. Abre los ojos de mi corazón para ver más allá de las bendiciones físicas y materiales que me has dado. Deseo experimentarte como ¡la bendición más alta en el universo!”

 

 


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