¿Qué significan la sangre y el agua que salieron del costado traspasado de Jesús?
En el Nuevo Testamento, cada uno de los cuatro Evangelios relata la crucifixión de Jesús. Pero en Juan 19:31-34 se registran detalles que no aparecen en los otros tres relatos:
“Entonces los judíos, por cuanto era el día de la preparación, a fin de que los cuerpos no quedasen en la cruz en el día de Sábado (pues aquel día de Sábado era un gran Sábado), rogaron a Pilato que se les quebrasen las piernas, y fuesen quitados de allí. Vinieron, pues, los soldados, y quebraron las piernas al primero, y asimismo al otro que había sido crucificado con Él. Mas cuando llegaron a Jesús, como le vieron ya muerto, no le quebraron las piernas. Pero uno de los soldados le traspasó el costado con una lanza, y al instante salió sangre y agua”.
Los soldados romanos solían romper las piernas de aquellos a quienes crucificaban para acelerar sus muertes. Dado que Jesús ya había muerto, dejaron sus piernas intactas. Pero uno de los soldados traspasó el costado de Jesús con una lanza, y de Su costado traspasado salió sangre y agua.
¿Por qué estos detalles sobre el costado traspasado de Jesús están registrados sólo en el Evangelio de Juan? ¿Tienen un significado especial?
El tema del Evangelio de Juan
Para responder a esta pregunta, primero necesitamos ver el tema del Evangelio de Juan.
Cada uno de los cuatro Evangelios presenta un aspecto diferente de nuestro Señor Jesús. Juntos forman una biografía completa. El Nuevo Testamento Versión Recobro provee el tema de cada libro, incluyendo los temas de los cuatro Evangelios:
- Mateo: El evangelio del reino: prueba que Jesucristo es el Salvador-Rey
- Marcos: El evangelio de Dios: prueba que Jesucristo es el Salvador-Esclavo
- Lucas: El evangelio del perdón de pecados: prueba que Jesucristo es el Salvador-Hombre
- Juan: El evangelio de vida: prueba que Jesucristo es Dios el Salvador venido como vida para propagarse
El énfasis del Evangelio de Juan es la vida. Cuando consideramos los detalles en el relato de Juan sobre la crucifixión del Señor, tenemos que tener en cuenta ese énfasis.
Cuadros en Juan
Las realidades espirituales son profundas; pueden ser difíciles de entender. Así que Juan usa cuadros, o señales, a lo largo de su Evangelio para ayudarnos a comprender estas realidades.
Por ejemplo, en Juan 1:29 Juan el Bautista dice de Jesús: “¡He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo!”. Sabemos que el Señor Jesús no es literalmente un cordero peludo con cuatro patas, pero el cuadro de Jesús como el Cordero de Dios nos muestra algo más allá de lo que sólo las palabras pueden decir. Sin mucha explicación, el cuadro, o señal, de un cordero nos impresiona inmediatamente con el hecho de que el Señor, quien se entregó a Sí mismo por nosotros, era manso y gentil y no tenía pecado.
Juan usa otros cuadros a lo largo de su relato, tales como la escalera celestial, la serpiente de bronce en un asta y la vid con los pámpanos. Estas señales ayudan a comunicarnos realidades espirituales profundas.
El cuadro de la sangre y el agua
Entonces, ¿qué realidad espiritual revelan la sangre y el agua del costado traspasado del Señor?
La nota 1 sobre sangre y agua en Juan 19:34 en el Nuevo Testamento Versión Recobro es tremendamente útil. Veamos algunas partes de esta nota larga. La primera sección dice:
“Dos sustancias salieron del costado traspasado del Señor: sangre y agua. La sangre efectúa la redención y así quita los pecados (1:29; He. 9:22) para comprar la iglesia (Hch. 20:28). El agua imparte vida y así acaba con la muerte (12:24; 3:14-15) para producir la iglesia (Ef. 5:29-30). La muerte del Señor, por un lado, quita nuestros pecados, y por otro, nos imparte vida. Por lo tanto, tiene dos aspectos: el aspecto redentor y el aspecto de impartir vida. La redención tiene como fin impartir vida. Lo narrado en los otros tres Evangelios muestra solamente el aspecto redentor de la muerte del Señor; lo narrado en Juan muestra no sólo el aspecto redentor, sino también el de impartir vida”.
Así que la sangre y el agua nos muestran dos aspectos importantes de la muerte del Señor: el aspecto redentor (sangre) y el aspecto de impartir vida (agua).
Debido a que Jesús derramó Su sangre para efectuar una redención maravillosa por nosotros, podemos ser perdonados y limpiados de todos nuestros pecados. Nunca podremos alabarlo y agradecerle lo suficiente por el aspecto redentor de Su muerte.
Pero Su redención fue con un propósito: Dios quiere que recibamos Su vida divina. Esto es posible debido al aspecto de impartir vida de la muerte de Jesús.
La muerte de Jesús liberó la vida divina
Leamos otra sección de la nota:
“Pero el agua que fluyó y los huesos que no fueron quebrados, como lo menciona Juan en los vs. 34 y 36, son señales que se relacionan con la muerte del Señor en su aspecto de impartir vida (véase la nota 261). La muerte que imparte vida liberó la vida divina del Señor desde Su interior, para que se produjera la iglesia, la cual se compone de todos Sus creyentes, en quienes se ha impartido la vida divina”.
La nota dice que la muerte del Señor liberó la vida divina del Señor desde Su interior. Para entender lo que esto significa, leamos lo que Jesús dijo en Juan 12:24:
“De cierto, de cierto os digo, que si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto”.
Antes de Su crucifixión, Jesús se comparó a Sí mismo con un grano de trigo que caería en la tierra y moriría. Un grano de trigo es una semilla. Dentro del cascarón de una semilla hay una fuerza vital, un elemento de vida. Pero mientras la semilla permanezca entera, la vida dentro de ella se limita a esa única semilla. Debe caer en la tierra y “morir” para que su cascarón exterior pueda romperse. Esa es la única forma en que la vida en la semilla puede ser liberada para que pueda dar fruto. Esto es para su propagación, o aumento.
De igual manera, el divino Hijo de Dios llegó a ser un hombre de carne y sangre llamado Jesús. Jesús era tanto divino como humano, pero Su vida divina estaba confinada dentro del “cascarón” de Su humanidad.
Pero Dios quería que todos recibiéramos Su vida divina. Para que esto sucediera, la vida divina en Jesús tenía que ser liberada desde el interior del cascarón de Su humanidad. Esto sucedió cuando Jesús murió en la cruz. ¡A través de Su muerte, la vida divina fue liberada!
Ahora esa vida puede ser impartida a todos los que creen en Jesús.
Dos fuentes
Podemos continuar disfrutando de las provisiones de Su sangre y Su vida para siempre. Leamos la última sección de la nota:
“El costado abierto del Señor fue tipificado por el costado abierto de Adán, del cual Eva fue producida (Gn. 2:21-23). La sangre fue tipificada por la sangre del cordero pascual (Éx. 12:7, 22; Ap. 12:11), y el agua fue tipificada por el agua que fluyó de la roca golpeada (Éx. 17:6; 1 Co. 10:4). La sangre formó una fuente para la purificación del pecado (Zac. 13:1), y el agua llegó a ser la fuente de vida (Sal. 36:9; Ap. 21:6)”.
La muerte de Jesús abrió dos fuentes para satisfacer todas nuestras necesidades: una fuente para la purificación de nuestros pecados y una fuente de vida.
Zacarías 13:1 dice:
“En aquel día habrá una fuente abierta para la casa de David y para los habitantes de Jerusalén, por el pecado y por la impureza”.
Y Salmos 36:9 dice:
“Porque contigo está la fuente de la vida; en Tu luz vemos la luz”.
Podemos continuar acudiendo a la fuente para ser limpiados al confesar cualquier pecado que cometamos. Y podemos recibir más de la vida divina al venir al Señor como la fuente de vida para beber de Él.
¡Alabado sea el Señor por Su muerte que redime e imparte vida, por la sangre y el agua!
Aquí sólo pudimos hablar brevemente acerca del significado profundo de la sangre y el agua que salieron del costado traspasado del Señor. Y la nota que vimos hoy incluye otra sección sobre el aspecto redentor de la muerte del Señor.
Le recomendamos encarecidamente que pida una copia gratuita del Nuevo Testamento Versión Recobro si vive en España. Puede leer la nota completa con sus versículos de referencia para obtener una comprensión más profunda de esta maravillosa señal.