La clave para experimentar a Jesucristo en su vida diaria

 
El día en que somos salvos es un día maravilloso y trascendental. No obstante, después de experimentar el gozo inicial de la salvación, no es raro preguntarse cómo seguir experimentando al Señor Jesús. Usted puede hacerse preguntas como: ¿Cómo puedo conocer a Jesús personalmente? ¿Cómo puedo experimentar a Jesús en mi vida? ¿Consiste la vida cristiana en tan sólo ser perdonado y salvo del juicio de Dios?

Puede que algunos prueben diferentes maneras de experimentar a Jesús como lo experimentaron el día en que fueron salvos. Quizás estudien la Biblia, pero, aunque aprendan algo nuevo, les parecerá que el Señor está aún más lejos. Es como intentar entrar a un cuarto cerrado con la llave equivocada; necesita la llave correcta para abrir la puerta. De la misma manera, necesitamos usar la “llave” correcta para experimentar a Jesús. Así que, ¿cuál es la clave para que conozcamos a Jesús personalmente en nuestra vida diaria?


Hemos sido redimidos y nacidos de nuevo

Antes de ver cuál es la clave para experimentar a Jesús, necesitamos comprender dos hechos importantes.

El primer hecho es que Jesús nos redimió mediante Su muerte en la cruz. ¡Cuánto le agradecemos por esto! Y Su redención hizo posible el segundo hecho: ¡Jesús ha venido a vivir en nuestro espíritu! Por medio de la muerte de Cristo, Él nos salvó del juicio eterno y en Su resurrección, Cristo como Espíritu vivificante vino a morar en nuestro espíritu. Conocer y apreciar este segundo hecho es crucial para verdaderamente experimentar a Jesús diariamente.

Dios nos creó porque quería darnos Su vida divina para que lo expresáramos en nuestro vivir. Pero debido a que la humanidad cayó, dos cosas pasaron: llegamos a ser pecaminosos y nuestro espíritu fue amortecido, incapaz de contactar o conocer a Dios. Así que teníamos dos grandes necesidades: nuestros pecados necesitaban ser perdonados y nuestro espíritu amortecido necesitaba ser vivificado.

¡Cuando recibimos al Señor Jesús como nuestro Salvador ambas grandes necesidades fueron satisfechas! Fuimos redimidos y perdonados de nuestros pecados y nacimos de nuevo en nuestro espíritu con la vida de Dios.

Veamos ahora la clave para experimentar a Jesús.


Tres esferas y tres claves

Existen tres esferas en este universo: la esfera física, la esfera psicológica y la esfera espiritual. Cuando Dios nos creó, Él nos equipó con las tres llaves que nos dan acceso a cada esfera: un cuerpo, un alma y un espíritu:

  • La esfera física es el mundo material, el cual consiste en lo que podemos ver, oír, tocar, probar y oler. La clave para experimentar esta esfera es utilizar los cinco sentidos físicos de nuestro cuerpo.
  • La esfera psicológica es la esfera del alma humana, la cual es más profunda que la esfera física y consiste en cosas intangibles como los pensamientos, los sentimientos y las decisiones. La clave para experimentar la esfera psicológica es usar las facultades de nuestra alma: nuestra mente para pensar, razonar y analizar; nuestra parte emotiva para experimentar gozo, dolor y otros sentimientos; y nuestra voluntad para decidir, formar intenciones y escoger.
  • La esfera espiritual es más misteriosa y profunda que la esfera tanto física como psicológica. Juan 4:24 dice: “Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y con veracidad es necesario que adoren”. En espíritu aquí significa en nuestro espíritu humano. La clave para experimentar la esfera espiritual es usar nuestro espíritu humano para contactar a Dios, quien es Espíritu.

Para ilustrar la importancia de usar la llave correcta para cada esfera, utilicemos el ejemplo del delicioso aroma que hay cuando horneamos pan. Intentar “experimentar” ese aroma usando las facultades de nuestra alma sería inútil. Nuestra alma es simplemente la llave equivocada. Pero con simplemente inhalar un poco podemos usar nuestro sentido del olfato e inmediatamente experimentar ese aroma tan apetecible.

De la misma manera, no podemos experimentar a Cristo si usamos la llave equivocada. Jesucristo ya no está presente físicamente en la tierra, así que nuestros cinco sentidos no son de ayuda. Incluso usar nuestra mente para pensar en Él o nuestra parte emotiva para tratar de sentirlo no funciona, porque Dios es Espíritu. Usar nuestro espíritu humano creado por Dios es la llave correcta para experimentar a Cristo, quien vive en nuestro espíritu.


Cómo usar nuestro espíritu

Usar cualquier parte de nuestro ser significa ejercitar esa parte. Por ejemplo, físicamente usamos o ejercitamos nuestros pies al caminar. Psicológicamente, ejercitamos nuestra mente al estudiar o considerar un tema.

Así que, ¿cómo ejercitamos nuestro espíritu para contactar y experimentar al Señor Jesús? La mejor manera de ejercitar nuestro espíritu es orar. Nuestras oraciones no tienen que ser largas o formales. Ni siquiera tienen que ser hechas en un lugar en particular. De hecho, el simple acto de invocar el precioso nombre de nuestro Señor Jesús es una buena manera de ejercitar nuestro espíritu para contactarle en oración. Cuando invocamos el nombre del Señor desde lo profundo de nuestro interior, lo experimentamos como agua viva que nos satisface y sacia nuestra sed a cualquier hora del día.

Otra manera de ejercitar nuestro espíritu es orar con la Palabra de Dios. Mientras leemos la Biblia, podemos convertir en oración lo que leemos. Cuando oramos usando las Escrituras, usamos no sólo nuestra mente para leer la Palabra, sino más importante aún usamos nuestro espíritu para contactar al Espíritu en la Palabra. Al ejercitar nuestro espíritu junto con la Palabra de Dios, experimentamos a Cristo como nuestro alimento espiritual.

También podemos ejercitar nuestro espíritu al alabar y agradecerle al Señor por todo lo que Él es y todo lo que ha hecho por nosotros. Podemos ser llenos de Él al darle gracias por todas las cosas.

Al practicar estas distintas maneras de ejercitar nuestro espíritu regularmente, podemos avanzar de la etapa inicial de salvación a conocer y experimentar a Jesús más cada día.


Experimentar a Jesús día a día

El Señor Jesús no quiere ser una figura objetiva a quien adoremos desde lejos. Él nos redimió y nos regeneró para vivir en nosotros y ser nuestra vida. Jesús vive en nosotros, así que podemos experimentarlo subjetivamente como Aquel que lo es todo para nosotros en nuestra vida diaria. En todos los asuntos de nuestra vida, ya sean grandes o pequeños, podemos experimentar a Cristo como todo lo que necesitamos por medio de contactarle usando la llave de nuestro espíritu humano.

¡Qué gozo es experimentar a Jesús al ejercitar nuestro espíritu!
 
 


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